/Difusión Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires/
Enfermedades digestivas: la gastroenteritis y su diarrea asociada se suelen presentar con bastante frecuencia, ya sea por la existencia de alimentos que no han estado convenientemente almacenados o refrigerados, o por la aparición de ciertas bacterias.
Deshidratación: la exposición a las temperaturas elevadas propias del verano sin las debidas precauciones hace que se pierda mucha agua corporal con el sudor, la micción o las heces. Es importante hidratarse en cantidades suficientes y actuar ante los primeros síntomas. Las personas mayores y los niños tienen mayor riesgo de deshidratación.
Otitis: se pueden producir porque queda agua en el oído después de un baño en la playa o la piscina (otitis del nadador). Además, si el agua está contaminada por bacterias se puede originar una infección del oído medio.
Conjuntivitis: es una afección ocular que consiste en una inflamación conjuntiva provocada normalmente por virus.
Sus síntomas son picor de ojos, irritación y secreción en forma de lagañas. Para prevenirla hay que tener cuidado en la piscina y secarse muy bien los ojos.
Cistitis: es una infección leve de las vías urinarias que puede ser provocada por llevar ropa mojada durante un tiempo prolongado. Sus síntomas son molestias al orinar y, si se torna en un problema más agudo, podría llegar a provocar sangrado en la orina, dolor intenso y hasta fiebre. Si es leve, basta con beber mucha agua y comer arándanos para tratarla. Si la cistitis es aguda, se han de tomar antibióticos. Para prevenirlos es recomendable realizar ejercicios en el suelo pélvico.
¡Es importante tomar los recaudos necesarios para pasar nuestras vacaciones de la mejor manera!
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