/Difusión Consejo Superior del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires/

Desde la Comisión de Géneros y Diversidad del Consejo Superior del Colegio de Psicólogas y Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, repudiamos enérgicamente la decisión del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de prohibir el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas bajo el fundamento del aprendizaje correcto en el uso del idioma español.
Ello encubre la razón real de terminar con la inclusión y fomentar prácticas discriminatorias. Es una clara intención de vulneración de los derechos de todes, al derecho a la identidad de todes.
Consideramos es imperioso manifestarnos al respecto, ya que resoluciones de este tipo son las que dificultan el desarrollo subjetivo de las personas. Sostener un paradigma binario de lenguaje no solo nos empobrece en nuestras identidades, sino que también nos limita en nuestras acciones.
Resulta fundamental partir de la idea de que el sistema de la lengua no es un sistema cerrado, acabado, inmutable. Muy por el contrario, los estudios lingüísticos realizados desde una perspectiva diacrónica muestran la enorme cantidad de modificaciones sustanciales que la lengua ha sufrido con el correr del tiempo, a pesar incluso de las prescripciones que sobre su uso hacen distintas instituciones. En este sentido, adoptar el uso de la “x” y la “e” como marca de género permite incluir de manera efectiva las distintas identidades genéricas. Permite eludir, de este modo, por un lado, la jerarquía de lo masculino, por el otro, el binarismo masculino–femenino, representado por el par de morfemas de género “-o” y “-a”. Y asimismo utilizar un lenguaje inclusivo de género logra principalmente la inclusión en este lenguaje de las personas/identidades no binarias. Lo cual va en consonancia a garantizar el derecho a un trato digno y a ser nombrade de acuerdo a la identidad de género autopercibida, que dispone la Ley de identidad de Género Nº 26.743 en su artículo 12 y 1, inciso “c”.
Si bien es cierto que cuando hablamos de género en el ámbito de la gramática, por un lado, y en el ámbito de las ciencias sociales, por otro, nos estamos refiriendo a entidades diferentes, no menos cierto es que lo que no puede ser nombrado pierde su posibilidad de existencia. Así, optar por un lenguaje inclusivo, no sexista, implica apostar a que desde la palabra misma se prefiguren otras realidades, en las cuales la diferencia no devenga desigualdad.
Subvertir el lenguaje es también, entonces, subvertir el mundo que por él es nombrado.
Creemos que promover el uso del lenguaje inclusivo implica advertir que la invisibilización de las mujeres y del colectivo LGBTI+ en el discurso es un poderoso modo de opresión y reproducción de la desigualdad.
Como psicólogxs entendemos que ningún fenómeno es unicausal, y determinar que las dificultades que se presentan en el aprendizaje para la comunidad educativa provienen del uso del lenguaje inclusivo es, mínimamente, una postura reduccionista que solo dificulta el acceso a la educación y a otros derechos para la comunidad toda. Las escuelas deben ser ámbitos inclusivos y democráticos que respeten la libertad y la diversidad.
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